El Parlamento iraní pidió este domingo, tras los ataques de
Estados Unidos, el cierre del estrecho de Ormuz, un punto de
importancia estratégica que separa las costas de Irán y Omán, una decisión que
aún debe recibir la aprobación del Consejo Nacional de Seguridad de la
República Islámica, pero que de confirmarse tendría un impacto mundial.
El estrecho de Ormuz recobra todo su interés ante
la escalada del conflicto entre Israel e Irán, y ahora con Estados Unidos, pues
por sus aguas se transporta alrededor de un 20% de la producción mundial
de crudo y también de gas.
Ubicado entre el Golfo Pérsico y el Golfo de Omán, por este
estrecho, que en su punto más angosto mide 54 kilómetros, transitan cada día un
promedio de 13 buques cisterna que transportan más de 15 millones de
barriles de petróleo, lo que podría verse afectado con este cierre
planteado.
Durante años, las autoridades persas ha amenazado en varias ocasiones tanto a Israel como a Estados Unidos con bloquear el tránsito marítimo y sobre todo a este último, en respuesta a las sanciones impuestas por Washington por su programa nuclear
Aunque esas amenazas no se han llevado nunca a cabo,
esa área ha sido escenario de numerosos incidentes en los últimos años,
incluidos ataques y confiscaciones de petroleros y cargueros, en medio de las
tensiones entre Irán y Estados Unidos por las sanciones impuestas por este
último a la venta de petróleo iraní.
El primer ejemplo de ello fue cuando Estados
Unidos decidió retirarse en 2018 del acuerdo nuclear firmado
entre Irán y las potencias en 2015 al considerar que Teherán mintió sobre su
programa atómico al seguir enriqueciendo uranio por encima de los límites
permitidos.
En abril de 2019, la situación se agravó después de que
Estados Unidos endureciera las sanciones a la exportación de
petróleo por parte de Irán y como consecuencia, las autoridades iraníes
amenazaron con bloquear el estrecho.
En 2021, y debido a que en los últimos años la zona fue
escenario de ataques a petroleros, de los que en muchos casos se
acusó a Irán, este país inauguró una estratégica terminal de exportación de
petróleo en el mar de Omán, lo que evitó por primera vez a los cargueros tener
que cruzar el estrecho de Ormuz.
El crudo llegaría a la instalación, situada en la ciudad
costera de Jask, en la provincia sureña de Hormozgan, a través de un oleoducto
que tiene su origen en el campo petrolífero de Goreh, en la región de Bushehr.
Este megaproyecto contó con una tubería que se extiende por mil kilómetros y
tiene una capacidad de transferencia de 300 mil barriles de petróleo
por día de Goreh a Jask en esta primera fase y, en el futuro, podría
alcanzar el millón.
A lo largo de los años continuaron las tensiones, como
ocurrió en abril de 2024, tras el ataque contra el consulado iraní en Damasco
en el que murieron siete guardias revolucionarios, y del que Teherán acusó a
Tel Aviv y que estuvo a punto de provocar el cierre de este estrecho.
El último episodio hasta el momento lleva desarrollándose
desde este mes, tras la operación militar que emprendió Israel con bombardeos
contra infraestructuras atómicas y energéticas iraníes y sus posibles
consecuencias en los mercados mundiales si Irán decidiera finalmente cerrar
este estrecho. (Latinus)
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